Entre los muchos factores que conforman el discurso de Javier Milei está la pata espiritual. Y no nos referimos al diálogo con su perro en el más allá, sino que desde hace tiempo el líder libertario buscó el apoyo de sectores del judaísmo, a tal punto que prometió viajar a Israel si es electo presidente como primer destino oficial.
Pero todo parece haber salido mal para «el loco», puesto que una votación en el congreso lo hizo caer en desgracia para sus seguidores judíos. Javier Milei no tuvo mejor idea que votar en contra un proyecto de ley que fijaba al 18 de julio como un día de duelo nacional.
En su día Milei argumentó que la memoria de un ataque terrorista no era razón para frenar en el trabajo, y que los recuerdos están en segundo plano de las ganancias de las empresas. Tiempo después se arrepintió y le suplicó a la presidencia de la cámara cambiar su voto. Pero ya era tarde.
De esta manera, en las últimas horas Milei no tuvo mejor idea que asistir a un acto en memoria de los muertos en AMIA en 1994. Y los familiares no se quedaron callados, e increparon al diputado. A tal punto llegó el enojo que debió ser retirado por la custodia, sin dudas si existió alguna simpatía eso terminó para siempre.
Javier Milei se sigue chocando con sus propias limitaciones. Si bien tiene un discurso de libertad a cualquier precio, sus acciones lo acercan más a los enemigos de quienes dice defender. El pueblo judío nunca olvidará el atentado terrorista, pero tampoco el día que Javier Milei les escupió en la cara.
Qué artículo más ridículo. Y lo digo como judío.