Los últimos meses de La Argentina han mostrado, una vez más, lo cíclico que suele ser el país, ya que una palabra que solo pertenecía a los libros de historia ha vuelto a aparecer en el día a día nacional, proscripción.
A partir del golpe de estado de 1955 el Partido Justicialista y cualquier mención a las figuras de Perón y Evita fueron prohíbas con penas de cárcel. En aquellos tiempos las clases dominantes apostaron que el Movimiento Peronista puede reinventarse sin la figura de su líder histórico, e intentos no faltaron, de allí la figura de Augusto Timoteo Vandor.
Pero las bases peronistas de aquellos tiempos no aceptaron a nadie más, era él o nada, eso explica una resistencia y una proscripción que duraron 18 años, en ese momento el anti peronismo dijo ni Perón ni nadie que le responda.
Muchos años después, gracias a las luchas del pueblo argentino la violencia política ya no es la de los años 60 y 70, aunque aún existe. La derecha que nunca había ganado una elección democráticamente llegó al poder en 2015 mediante un frente electoral con los Radicales, y vio finalmente la creación de un espacio electoral competitivo y con un empresario a la cabeza. Desde allí avanzaron sobre muchos dirigentes con sus dos armas más poderosas, los medios y la justicia.
El pasado 6 de diciembre de 2022 comenzó un fenómeno similar, la Vicepresidenta y líder del peronismo Cristina Fernández de Kirchner fue condenada a pena de 6 años de prisión e inhabilitación especial perpetua para ejercer cargos públicos. Solo dos meses antes un atentado estuvo a punto de matarla y sumergir al país en el caos, y con dinero de Cambiemos en las cuentas de banco de los atacantes. En otras palabras, se encargaron de que la referente política que les quitó el sueño durante años no pueda volver a la escena electoral, o mejor dicho inclinaron la cancha al lugar que les conviene.
Hoy en día nos encontramos en un escenario donde las intenciones de los poderes fácticos de La Argentina han quedado claras, cualquiera menos Cristina. Si antes Ningún peronista estaba autorizado a presentarse, ahora es la líder la que está prohibida, y cualquiera que le responda está en un limbo de legalidad o ilegalidad. Saben por experiencias en la región que los delfines de otros dirigentes de peso como Evo Morales, Rafael Correa o Lula Da Silva no tienen la misma fuerza para ganar una elección o gobernar.
La condena de Cristina ha sido un mensaje aleccionador para el Peronismo, es marcarle un límite, y está en sus bases si aceptan eso o no. El mensaje de los poderes dominantes es Cristina no debe ser, y cualquier otro veremos si lo prohibimos o lo medio toleramos. El fallo también busca inclinar la cancha hacia el sector del Frente de Todos que más les gusta, pero el espacio conducido por la vice Presidenta deberá pensar si su futuro está en el ostracismo o encara una nueva resistencia.